miércoles, 11 de julio de 2012

AQUELLAS CORBATAS QUE NO PUDIERON BORRAR


Compartimos una nota que salio en el blog de TUMBA LA VALLA, grupo de acción informativa de Mar del Plata, es una breve crónica que dos compañeros de La Grieta escribieron sobre la Noche de las corbatas.
http://www.tumbalavalla.blogspot.com.ar/p/cronicas_10.html

Era de madrugada y con la complicidad de la oscuridad que brinda la noche, el 6 de julio de 1977 se empezaba a ejecutar la denominada noche de las corbatas. De boca de los mismos guardias se escuchó que ese era el nombre del operativo. Ese invierno fue mucho más frio aquella noche, se llevo los sueños de aquellos abogados que luchaban por los sectores más explotados.
Para el 8 de julio ya estaban todos los abogados secuestrados en la denominada Cueva, uno de los tantos centros clandestinos de detención, ubicado en el satélite de la Base Aérea. Al igual que las normas más protectorias de la ley laboral, la vida de su redactor Norberto Centeno fue borrada de este mundo por un plan de exterminio ejecutado por todas las fuerzas de seguridad, incluyendo la policía bonaerense. La Noche de las Corbatas se llevó a aquellos abogados que estaban más cerca de la clase obrera, aquellos que protegían a quienes sólo tenía su fuerza de trabajo para luchar contra un sistema que los oprimía desde las patronales, las leyes hasta los tribunales de justicia.
La parte más radicalizada de la derecha peronista universitaria actuaba como primer informante para pasar así luego a las fuerzas policiales y continuar por el cajoneo de los habeas corpus por jueces parte del terrorismo de estado, como es el caso del aún Juez Pedro Federico Hooft quien fuera denunciado por organismos de derecho humanos por contribuir intencionalmente con el terrorismo de Estado, permitiendo que pudiesen cometerse delitos de lesa humanidad. Parecería que, al igual que hoy, la familia jurídica no estaba muy unida y eran algunas ovejas negras descarriadas las que debían salir del rebaño, estas ovejas eran justamente las que luchaban por otra sociedad, otra forma de ejercer la profesión de abogados, por una justicia social real.  Y ese rebaño de ovejas blancas tenía que ser engordado para que cualquier oveja negra sea tapada. El derecho público, pero principalmente el derecho laboral colectivo-sindical se extingue casi de los programas de las facultades de ciencias jurídicas y el derecho privado avanza sobre el mismo. Y con ello van surgiendo las reformas legislativas necesarias para dominar a la clase trabajadora, reformas justificadas y hechas “realidad” por toda la doctrina y el poder judicial abonado al régimen.
La desaparición de este grupo de abogados laboralistas no tuvo como principal objetivo el golpe al campo jurídico, sino que buscaba aniquilar la protección jurídica con la que contaba la clase trabajadora. Es a este sector de la sociedad al que se intentó debilitar ya que, desde los comienzos de nuestra historia, el poder popular tenía como actores principales a las organizaciones sindicales que no cedían a la burocracia sindical. Este era el mayor enemigo del régimen, el sector que más resistencia ofrecía a aquella máquina siniestra de la muerte. Pero también tuvo consecuencias en el campo jurídico que pocas veces estuvo cerca de los sectores marginales y explotados como lo hacían estos abogados. Así la noche de las corbatas intento borrar de la mente de los futuros abogados y agentes del campo jurídico que otra forma de ejercer es posible, una forma alternativa que junto a los sectores populares y trabadores luche por otra sociedad.
Pero la resistencia no pudo ser suficiente. El aparato represivo del estado sobrepasaba por todos lados el freno que podían poner estos sectores y la dictadura cívico militar ganó. Se impuso durante muchos años y dejó una profunda herida que en estos 29 años de democracia no hemos podido curar. La clase trabajadora perdió sus mayores exponentes, siendo remplazados por dirigentes sindicales cómplices del poder de turno que fueron aniquilando la capacidad revolucionaria del proletariado, sumado a la disminución de la masa de trabajadores asalariados y a la conciencia colectiva de que la participación sindical era mala palabra.
Esto fue configurando un nuevo escenario político. Los movimientos de desocupados y las organizaciones sociales fueron tomando cuerpo firme, dando nacimiento a un nuevo sujeto en la política del país.
Y que pasa con nosotros, los abogados y las abogadas populares que pudimos escapar a la formacióndogmática y formalista del derecho hegemonizada por la ciencia jurídica tradicional que se enseña en las universidades?  La mayoría de los que estamos de este lado nos hemos ocupado de poder reconstruir la memoria de aquellos días pudiendo llevar, no hace mucho tiempo, al banquillo de los acusados a los responsables del genocidio vivido en nuestro país.  
Y por suerte hemos crecido, cada vez somos más los que podemos acompañar a los movimientos populares que luchan contra la opresión del sistema, que defendemos los derechos humanos cuando hoy en día son violados y que estimulamos la organización popular consientes de que las instituciones públicas destinadas a impartir justicia están, mayoritariamente, en manos de aquellos adeptos a la dictadura o tal vez víctimas de la conciencia instaurada del “no te metas” o el “algo habrán hecho”.
Y ahí vamos, acompañando esas nacientes y crecientes expresiones del campo popular que día a día luchan por una sociedad mejor. Y nosotros también vamos multiplicándonos, para que nunca más nos tengamos que lamentar por otra noche de las corbatas, porque día a día nos multiplicamos fomentando espacios de formación críticos del derecho, siendo conscientes de la función que cumple lo jurídico en las sociedades capitalistas, esto es el mantenimiento y la legitimación de las relaciones de poder y de dominación, pero también siendo conscientes de que podemos transformar y usar al derecho como un arma de defensa y contestación política a favor de los sectores populares.
¿Sabrán quienes planearon y ejecutaron la noche de las corbatas que no lograron desaparecer ni matar lo que representaban estos abogados? No hay ni habrá tortura o desaparición posible que elimines sus ideales. Y algo que no planearon con esas desapariciones físicas sucedió: dejar para siempre en la memoria de quienes ejercemos la profesión de abogados para el cambio social la convicción de que tenemos una gran herramienta, la cual junto con la lucha y la organización social pueden generar un cambio por una sociedad más justa, sin explotados ni excluidos.
Y es en cada conflicto en los cuales se interviene con los trabajadores, los desocupados, los explotados y los sin techo en los cuales vive la memoria y los sueños de estos compañeros…
A la memoria de Hugo Alais, Daniel Antkoletz,
 Salvador Arestín, Jorge Candeloro, Norberto Centeno,
Tomás Fresneda, Miguel Zabala Rodriguez
y a todas y todas las que ponen a disposición de las
clases populares el conocimiento del derecho.

 Por el Chueco y Euge de La Grieta.


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